El Ministerio de Ganadería dio a conocer los datos de existencias vacunas y ovinas que, en el caso de los primeros, confirman las expectativas de una reducción como consecuencia, fundamentalmente, de una merma en la cantidad de terneros, la menor desde 2010. Sin embargo, hay dos formas de ver este dato: la mitad del vaso lleno o la mitad vacía.

La mitad vacía es que los terneros destetados en 2024 son la menor cantidad en 14 años. Esto, sin duda, va a ser un dolor de cabeza para la industria a partir del segundo semestre de 2025, cuando estos animales estén cumpliendo los 2 años y comiencen a ser la generación de novillos que concentra una mayor proporción de la faena.

Se trata de la generación de la sequía durante el entore de 2023, la peor de las últimas décadas, por lo que era evidente que iba a caer.

La mitad del vaso lleno es que, en la comparación de las dos últimas intensas sequías, la cría en 2023/24 sale bastante mejor parada. El déficit hídrico fue más intenso y, sin embargo, la cantidad de terneros destetados aumentó en 300 mil cabezas respecto a 2010 a 2,6 millones. No es poco, y es directa consecuencia de un sector que ha hecho inversiones como para mejorar el estado de las vacas durante el entore para lograr una mayor tasa de preñez.

Es virtualmente imposible independizarse de los avatares climáticos en una producción a cielo abierto. La clave es tender a reducir los impactos negativos. En ese camino se va.