El gusano barrenador del ganado es un flagelo que golpea fuertemente la ganadería uruguaya, generando pérdidas de aproximadamente 40 millones de dólares al año. Se estima que este importe se multiplica varias veces en años que son favorables para la presencia de esta problemática.
En la conferencia de prensa realizada este martes 22 de diciembre en Presidencia, se anunció por parte de la Embajada de Estados Unidos en Uruguay, en asociación con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), el aporte de US$ 200.000 (dólares estadounidenses) para apoyar la labor en la erradicación de esta plaga en nuestro país, comúnmente conocida como “bichera”.
En el marco de dicha reunión, el Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Ing. Agr. Carlos María Uriarte, dijo que el gobierno estima que en cuatro años nuestro país habría erradicado este flagelo y que se ha planificado una distribución a lo largo de la frontera con Brasil, a la espera de la decisión del gobierno brasileño de unirse al programa de erradicación.
Según explicó el jerarca, se tendrá un primer año de preparación de los equipos que trabajaran en la dispersión (capacitación, conformación de los equipos de personas, el material necesario, etc.). Posteriormente se realizará la dispersión de sur a norte durante dos años, teniendo como centro de distribución el aeropuerto de Santa Bernardina, en Durazno.
Una fuente vinculada al grupo de trabajo señaló que las expectativas son de comenzar a partir de mediados de 2021, sin embargo existe una instancia de parlamentaria, de reglamentación y financiación que podría dilatar en el tiempo dicho inicio. De cumplirse con el calendario previsto, la dispersión comenzaría a mediados de 2022 y para el año 2024 la dispersión sería únicamente en la frontera para evitar el reingreso de la mosca.
El valor de las moscas estériles que se dispersarían durante un año está estimado en torno al millón de dólares (a esto debería sumarse el valor de la dispersión), por lo que el aporte otorgado por la embajada estadounidense y el Organismo Internacional de Energía Atómica, sería simbólico pero de suma importancia para impulsar el proyecto.