La actividad de la industria frigorífica está siendo afectada por una serie de factores que harán que el ritmo de faena del primer cuatrimestre de 2020 sea el más bajo en más de dos décadas, a pesar del importante aumento en la capacidad de faena que se ha procesado desde que comenzó el siglo XXI. Por más que la actividad crezca en el segundo semestre del año, no lo hará en la forma necesaria para compensar la caída del primero, por lo que la faena de vacunos en 2020 sufrirá un drástico descenso y será, con seguridad, la más baja desde 2003.

A la situación de escasez de oferta de animales en edad de faena, en especial de novillos —porque se fueron 400 mil terneros en pie dos años atrás que deberían engrosar la oferta de animales de esta categoría en estos momentos— se agregaron la fuerte reducción de la demanda internacional por la pandemia de coronavirus y, desde mediados de marzo, el menor ritmo de faena para reforzar las condiciones de seguridad sanitaria en las plantas y minimizar las posibilidades de infección del Covid-19.

En la primera quincena de abril varias plantas estuvieron inactivas, algunas por decisión de la empresa y otras por el paro determinado por la rama del Cerro de la gremial de trabajadores (Foica), que redujo la faena entre el 1 y el 8 de abril. La faena del mes oscilará, con seguridad, en unos 115-120 mil vacunos, con lo que los primeros cuatro meses del año alcanzará a unos 580 mil animales. Será el menor ritmo de faena para el primer cuatrimestre del año desde 1999, más de 20 años atrás, a la vez que descenderá en unas 250 mil cabezas respecto a la faena para ese período en los años 2018 y 2019.

Además de ser en términos absolutos el menor nivel de actividad en 21 años, en términos relativos la situación es más complicada para la industria, dado que la capacidad de faena creció fuerte en el correr de este siglo. Fuentes de la industria estimaron que factiblemente se duplicó desde fines de los años de 1990, por lo que la capacidad ociosa actual, con el mismo ritmo de faena de aquellos años, es muy superior.

Todo indica que se trata de una situación coyuntural y que más tarde o más temprano el tema se resolverá y la actividad tenderá a normalizarse. Al menos todo lo vinculado con la pandemia de coronavirus, tanto a nivel de ritmo de faena como a la demanda internacional por el producto. China ya muestra señales de retorno a la normalidad. Falta que pase lo mismo en Europa y en los otros principales mercados. Cuando ello suceda, seguirá siendo relativamente baja la oferta de novillos en edad de faena, pero eso también tenderá a normalizarse hacia fines de este año o en 2021, cuando la generación 2018 sean novillos de 2-3 años.

Por más que la situación se normalice en el segundo semestre, la faena de vacunos en Uruguay sufrirá un descenso consistente este año, probablemente ubicándose entre 1,8 y 1,9 millones. La recuperación del segundo semestre no será suficiente para compensar la fuerte caída del primero En 2019 se procesaron 2,23 millones de vacunos y no se cae por debajo de los 2 millones desde 2013.