El laboratorio Biogénesis Bagó, conjuntamente con el Centro Médico Veterinario de Salto y Veterinaria Bortagaray, realizaron esta semana la presentación de Policlostrigen y Revervac a productores y profesionales del norte del país. En dicha jornada estuvo presente el veterinario argentino Ariel Koval, presentando experiencias y trabajos realizados para el control de las clostridiosis, así como también de la hemoglobinuria bacilar en vacunos.
En diálogo con Tardáguila Agromercados, Koval señaló que “en el caso de las enfermedades clostridiales, aunque son enfermedades conocidas durante mucho tiempo y se dispone de vacunas desde hace mucho, no debemos subestimarlas”. “A pesar de parecer temas agotados, la biología evoluciona, surgen nuevas variantes de cepas y nuevos casos y estas enfermedades siguen siendo una amenaza, ya que los clostridios están siempre presentes en el suelo, esperando la oportunidad de afectar a animales susceptibles y, en la mayoría de los casos, resultan mortales”, alertó.
En este sentido, explicó que en el caso de las enfermedades clostridiales, “las esporas se encuentran en el suelo y en la materia fecal de los animales. Por lo tanto, los planes sanitarios y la aplicación de vacunas preventivas son fundamentales”. Koval señaló que “cuando un animal se enferma, generalmente es demasiado tarde para aplicar tratamientos eficaces”. Más allá de las enfermedades ya conocidas, “como la mancha de los terneros”, en la jornada también se habló de “una enfermedad menos común, la hemoglobinuria bacilar, que no está presente en todas partes pero que, donde se encuentra, representa un problema significativo debido a la alta tasa de mortalidad que causa”.
A modo de referencia para que el productor o veterinario reconozcan la problemática, dijo que “en las áreas donde esta enfermedad se manifiesta, generalmente afecta a vacas en estado avanzado de preñez, pero también puede afectar a otras categorías”, al visualizar los animales se pueden observar “signos de debilitamiento, y en ocasiones, los observadores pueden notar la presencia de sangre en la orina. La necropsia revela una lesión característica en el hígado, que es un diagnóstico definitivo. Hasta hace poco, esta enfermedad era difícil de controlar, pero ahora contamos con herramientas específicas que han arrojado excelentes resultados”.
Para Koval, es esencial la prevención de los animales. “Siempre es importante el diagnóstico, pero el enfoque principal debe ser preventivo. Cuando se realiza un diagnóstico, ya se ha producido una pérdida, por lo que es crucial utilizar vacunas con el asesoramiento de un veterinario que se adapte a las necesidades de cada campo. Cada entorno es único, y esta personalización nos permite mantener la salud de los animales y reducir las pérdidas por enfermedades”.
Respecto al costo de la vacuna, el profesional argentino explicó que “la pérdida de un solo ternero puede cubrir el costo de vacunar a todo el rodeo, considerando el valor actual del ganado. No vacunar es arriesgado, ya que un brote de enfermedad puede poner en peligro el negocio”. A modo de ejemplo, dijo a conocer el caso de un productor en el vecino país que se enfrentó a esta problemática en su campo, “arrendaba un campo y tenía solo 150 vacas, perdía dos vacas al mes, lo que hacía que su negocio fuera inviable. Se encontraba al borde de abandonar su arrendamiento. La solución fue la vacunación”.
En Argentina, esta enfermedad “solía ser poco común” en las zonas ganaderas típicas, según explicó Koval. Sin embargo, a partir de 2007, “comenzó a manifestarse con virulencia en la cuenca del Salado, en la provincia de Buenos Aires, la zona más importante para la producción de terneros. Se registraron brotes extremadamente virulentos que causaron muchas muertes”. En este sentido la introducción de la Revervac-Hemoglobinuria Bacilar, resultó en un éxito significativo y fue una experiencia profesional gratificante”, aseguró.