La situación que vive el mundo se parece mucho a algunas de esas películas futuristas en las que un mal hasta entonces desconocido amenazaba con barrer con la humanidad. En algún momento la tormenta va a pasar, el asunto es cuándo.

Dentro de la tormenta, empiezan a verse señales de que la situación comienza a mejorar desde China. Quien primero se vio afectado por este mal, da señales de incrementar su demanda. Esta semana eso se vio reflejado en una mejora en los precios a los que se negocia la carne vacuna y en una recuperación en el valor medio de la lana en Australia. Resta saber si sucede lo mismo con el valor medio de los lácteos en la plataforma de ventas de Fonterra. Habrá que esperar a la primera subasta de abril el día 7.

Las principales economías mundiales liberan trillones de dólares en el intento de apuntalar la economía. Eso determinó una mejora sustancial en los principales indicadores bursátiles desde mediados de semana. Es que el seguro de paro en Estados Unidos la semana pasada superó los 3,2 millones de personas, más que cuadruplicando el pico anterior, que había sido en 2008. Se precisan acciones enérgicas e inmediatas.

Esta semana los negocios concretados con China lograron mejores precios. Por cierto, muy lejos de los picos de noviembre, pero mejora al fin. Los importadores en China, al demandar carne en América del Sur, se fijan en cuál será la situación del país dentro de dos meses, cuando estas compras lleguen a destino. Las perspectivas para ese momento son auspiciosas. La expectativa es que para entonces China esté trabajando a ritmo pleno, siempre y cuando el virus no recrudezca.

Además, es un hecho que la producción de carne en la región se resentirá. En Brasil, JBS y Minerva anunciaron el cierre de más de una decena de plantas para hacer frente a la expectativa de una menor demanda. En Uruguay, al cierre de Canelones de hace varios meses se sumaron Cledinor, San Jacinto y Las Moras. Y la lista puede ampliarse en el caso que aparezca algún positivo al Covid-19 en alguna planta. A su vez, quienes siguen faenando lo hacen en general a menor ritmo, dada la menor cantidad de operarios por turno. Por lo tanto, la demanda empieza a mejorar y la oferta se resiente, argumentos suficientes para que los precios de la carne mejoren.

No pasa lo mismo con la cotización de la hacienda, dado que la demanda cayó y la incertidumbre sobre el futuro inmediato obliga a los compradores a ser extremadamente cautos. El paro de actividades decidido por una de las ramas de la gremial de trabajadores de la industria (Foica-Cerro) entre el 1 y el 8 de abril opera en el mismo sentido. Las últimas insinuaciones de precio se ubican por debajo de los US$ 3 para los novillos.

¿Será este el piso? Dependerá de cómo evolucione el virus en el país, dado que ello tendrá un impacto directo sobre la demanda de hacienda para faena. Lo que sí parece ya haber tocado un piso y comenzado la recuperación es la demanda china. Y eso es clave para cuando la epidemia del coronavirus comience a quedar atrás en Uruguay.