Los precios de la reposición corrigieron fuertemente a la baja hasta alcanzar las menores referencias en dos años, desde el segundo semestre de 2018. Son varios los factores que pesan en esta tendencia.
El precio medio del ternero en el remate de esta semana de Plazarural fue de US$ 2,00 el kilo, con una colocación parcial y con mercado trabajoso. Es la menor cotización desde noviembre de 2018. La escalera de novillos también sufrió bajas significativas respecto a la subasta anterior, especialmente en el caso de los novillos de 1-2 años que ayer promediaron US$ 1,77, una baja de US$ 23 cents al compararlo con el remate de setiembre y la cotización más baja desde setiembre de 2018.
El mercado está mucho más ofertado. “En los últimos 10 días se advierte un fuerte aumento de la oferta”, aseguró un integrante del sector de engorde a corral consultado ayer. Adjudicó esta sobreoferta a la suba del precio de la soja, que alienta a muchos productores con campos de potencial agrícola a considerar un aumento del área destinada a la oleaginosa en el próximo verano. “Muchos recriadores están quemando el campo para hacer soja”, recalcó. El precio de la soja de la próxima zafra, que se está comenzando a sembrar, en esta última semana se ubica en el eje de US$ 385 la tonelada puesta en Nueva Palmira. Una cotización más que atractiva que asegura un buen negocio incluso con un rendimiento promedio de aceptable para abajo.
El área que en los últimos años la ganadería le ganó a la agricultura tendrá, al menos, un impasse durante este ejercicio. La superficie destinada a la soja que, según los datos de DIEA, cayó en algo más de 400 mil hectáreas desde los picos de mediados de la década, aumentará en este ejercicio. Y con toda seguridad lo hagan también los cereales de verano —incluyendo el arroz— y hasta comenzó a reaparecer el girasol, virtualmente extinguido en estos últimos años.
Podrán ser 70-100 mil hectáreas que la agricultura le quite a la ganadería este año. En algunas categorías puede tener un peso relevante.
Pero hay otros factores que juegan. La exportación en pie, aunque no ha dejado de comprar, lo hace sin presionar al mercado, acumulando lotes para algún barco que, por el momento, no tiene fecha. La demanda por terneros para la exportación es muy inferior a la de años anteriores.
No se puede dejar de lado la corrección a la baja del precio del gordo. Aunque no ha sido muy significativa, está jugando sobre las expectativas de precios para el año próximo.
Lo numeroso de las categorías nuevas también juega a favor de la demanda. Lo ambicionados 3 millones de terneros deberán tener una salida fluida que, con las actuales condiciones endebles en el mundo, como consecuencia de la pandemia, no se ve tan clara.
Por último, las condiciones de déficit hídrico también están jugando. Habrá que esperar el impacto de las lluvias de las últimas horas y ver qué puede pasar con los pronósticos de nuevas precipitaciones para este domingo y lunes. Pero es claro que hay regiones del país donde se precisa hacer campo y eso llevó a muchos productores a tomar la decisión de vender, especialmente teniendo en cuenta que se advierte sobre la posibilidad de año Niña, con mayores probabilidades de lluvias por debajo de lo normal en el verano.