La postura política que el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva tomara sobre la estrategia de apertura y flexibilización comercial que promueve Uruguay era una de las interrogantes que más incertidumbre generaba en el gobierno. Y no era un tema trivial. Si Brasil se oponía férreamente a esta definición del gobierno de Lacalle Pou había (muchas) chances de salir perdiendo. El vecino grande del Mercosur es el segundo destino comercial para Uruguay y tampoco estaba claro que China estuviera decidida a avanzar con un TLC bilateral con el rechazo de otro socio comercial de peso para la potencia asiática.
Por eso era tan relevante conocer de primera mano qué pensaba Lula sobre la negociación que tiene abierta Uruguay para cerrar un TLC con la segunda potencia económica mundial (China).
El presidente Lacalle Pou dijo tras reunirse con su par brasileño que Uruguay mantenía su postura de avanzar con China y que Brasil haga lo propio, en forma paralela, para después tomar una definición bilateral o conjunta del Mercosur.
Lula consideró que era posible avanzar con China, pero fijó como prioridad cerrar el demorado y conversado TLC con la Unión Europea. "Vamos a intensificar las conversaciones y vamos a firmar ese acuerdo (por la Unión Europea) para que podamos discutir enseguida un acuerdo entre China y Mercosur; yo creo que es posible. Nosotros queremos conversar con el Mercosur y conversar con nuestros amigos chinos y negociar un acuerdo Mercosur-China", afirmó Lula.
Así, la primera visita de Lula a Uruguay dejó una brisa de optimismo en que se pueda promover y alentar una flexibilización del Mercosur. La duda que queda sobrevolando es cómo podrá avanzar el bloque con China con Paraguay y su fuerte vínculo político-comercial con Taiwán. Ahora será el tiempo de actuar y ver si esa apertura comercial que parece promover la tercera administración de Lula se ve en la cancha y muestra resultados concretos o se queda en la retórica. Uruguay se juega mucho en ese partido.