En la reciente jornada desarrollada por Veterinaria Bortagaray en Salto, el Dr. Guillermo Mattioli, veterinario y docente de la Universidad Austral, de Argentina, abordó temas cruciales sobre la nutrición vitamínica y mineral en las recrías vacunas.
Según el profesional, "las carencias minerales son hijas de la comida". En este sentido, dijo que tradicionalmente los productores están acostumbrados a “imaginar que por ahí faltaban vitaminas y minerales cuando faltaba comida, pero es al revés”, afirmó. Mattioli enfatizó que las deficiencias minerales pueden manifestarse de diversas maneras, desde mermas en la producción hasta problemas de salud reproductiva en el ganado.
Una de las principales ideas que el veterinario destacó fue que "cuando hay comida, los animales de alta genética expresan su potencial genético, pero necesitan insumos como vitaminas y minerales para hacerlo". Sin una adecuada nutrición, incluso los animales de alta genética pueden enfrentar limitaciones en su crecimiento y producción.
El Dr. Mattioli también advirtió sobre los efectos de las deficiencias minerales en etapas tempranas de la vida del ganado, señalando que "las carencias minerales pueden provocar mermas en la producción, en la calidad de la carne y en la fertilidad de las hembras". Esta advertencia destaca la necesidad de abordar las deficiencias nutricionales de manera proactiva, especialmente durante la etapa de recría, para evitar pérdidas económicas y maximizar el potencial del ganado.
El profesional señaló que es “muy común” recibir consultas de los productores cuando “estás a punto de iniciar un servicio, tenés peso, tenés condición corporal, pero la hembrita no quiere ciclar”.
En este sentido indicó que la hembra tiene dos momentos importantes de estrés, “uno es el destete y el otro el momento del servicio”. Mattioli dijo que son momentos “cruciales en la vida del ganado y requieren una atención especial en cuanto a su nutrición". Durante estos períodos, los animales pueden experimentar una mayor demanda de nutrientes para mantener su salud y rendimiento. Es aquí donde la suplementación con vitaminas y minerales juega un papel vital.
El veterinario destacó que "la suplementación mineral debe ser permanente, incluso en condiciones donde la pastura sea abundante". Mattioli enfatizó que, aunque el pasto puede proporcionar energía y proteínas, la cantidad de minerales en el suelo puede ser insuficiente para cubrir las necesidades del ganado, especialmente en momentos de crecimiento acelerado o estrés. "Cuando hay más pasto, hay más energía y proteína, pero los minerales en el pasto provienen del suelo", explicó Mattioli. "A medida que aumenta la cantidad de pasto, los minerales se diluyen, lo que puede conducir a deficiencias incluso en pasturas aparentemente ricas".
"Es fundamental comprender que las deficiencias minerales pueden tener un impacto significativo en la salud y el rendimiento del ganado", afirmó. "Estas deficiencias no solo pueden afectar la producción de carne y la calidad de la misma, sino que también pueden comprometer la fertilidad, la inmunidad y el bienestar general del animal".
Mattioli enfatizó que "las deficiencias minerales no solo causan pérdidas de peso inmediatas, sino que también pueden tener efectos a largo plazo en la conformación del músculo y la calidad de la carne". En ese sentido, dijo que “los que más saben de fabricar las mejores carnes argentinas, al menos lo que ellos me han enseñado a mí, es que el gran secreto es hacer una buena recría es hacerla pareja. Vos establecés cuántos gramos tiene que ganar por día, pero si te descuidas y se lastima el tejido, después lo pagás en menor cantidad de carne, calidad de carne, o se engrasa mal o ya no va a tener ni el gusto ni la terneza que vos esperabas de ese animal”.
Explicó que “cuando vos decidís que el ganado en la recría va a ganar 200 gramos por día, 500 o un kilo por día, ahí te estás jugando los requerimientos. Vos estableces de manera muy sencilla energía y proteína como la base de una pirámide y la punta de esa pirámide son macro micro minerales y vitaminas y eso lo tenés que aportar y si lo aportás un cachito de más no importa”. De todas formas, enfatizó que “la carencia de cualquiera de esos componentes te juega muy en contra y además sin que vos te des cuenta lo vas a pagar en serio, en calidad de carne, lo vas a pagar en fertilidad, lo vas a pagar en inmunidad”.
Mattioli ejemplarizó con la falta de cobre en el ganado, para cuantificar las pérdidas, “en el caso del cobre, cuando la carencia es severa, o sea, primero se agota la reserva en el hígado y después te aparece una carencia severa en sangre, una vez que llegaste ahí, antes de cualquier manifestación clínica, antes de que pierda la calidad del pelo, antes que aparezcan anteojeras, empezaste a no ganar de 5 a 10 kilos por mes” y enfatizó que “esa no es la peor noticia”.
“La peor noticia es que eso que se perdió, ya se dañó la conformación de ese músculo, ya condicionó la calidad de carne y eso tampoco es lo peor”, dijo el veterinario, quien indicó que cuando ocurre este problema en una hembra, la misma “deja dentro de su sistema nervioso anotado que tuvo una carencia. Entonces después, cuando llega el momento de arriesgarse a un desafío, como es un crédito nueve meses, a una gestación, dice voy a esperar un mes más y ahí te aparece esa vaquita que no te ciclo y es repetidora en una IATF”.
Para concluir, Mattioli hizo un llamado a la acción para que los productores adopten prácticas de manejo nutricional que incluyan una suplementación mineral constante y adecuada. "Es crucial mantener un suministro equilibrado de minerales y vitaminas para garantizar el óptimo desarrollo y desempeño del ganado en todas las etapas de su vida", enfatizó.