Tal como estaba previsto, este martes se desarrolló el streaming donde uno de los directores de Conexión Ganadera, Pablo Carrasco, realizó una exposición ante más de 5 mil personas sobre la crisis que atraviesa la empresa y los posibles caminos que ahora se abren para recuperar parte del capital invertido por unos 4.200 inversores.
“Quería poner la cara, no me voy a ningún lado”, dijo en una de sus primeras frases Carrasco, quien asumió su responsabilidad como socio del 50% de Conexión Ganadera, más allá de reiterar que no estaba al tanto del manejo financiero del negocio. “La responsabilidad es total. La primera culpa es la negligencia y omisión por cosas que hicimos mal. Con Gustavo Basso (su socio), tuvimos un acuerdo tácito de 25 años: yo era el hombre del terreno, de campo”, indicó. Añadió que eso funcionó porque llegaron a manejar 75 mil hectáreas de campo con más de 100 mil animales. Asimismo, indicó que también asumió la tarea de armar una marca propia de carne. “Todo eso es lo que sabía hacer”, comentó.
Destacó que Basso tenía una “habilidad comercial indiscutible” y que por ello tomó el manejo de las finanzas, “a tal punto que no me interesaba demasiado porque sabía que estaba en buenas manos. Incluso al día de hoy no tengo acceso a las cuentas de Conexión Ganadera”, asguró.
Carrasco anunció que si bien hay datos preliminares sobre los números se contratará una auditoría con la firma RSM, o los números que la Justicia pueda determinar. “Mis números y los que yo opine saldrá de esa auditoría. No tengo otro elemento para darles en este momento”, admitió Carrasco. El director de Conexión Ganadera dijo que pondrá todo su “apoyo” y “habilidades técnicas” para ayudar en su rol de facilitador para una propuesta que maneja un grupo de inversores para lograr una mayor recuperación de los activos.
Según Carrasco, una liquidación inmediata de los activos llevaría a “pérdidas millonarias”, mientras que una “inteligente”, que implicaría “vender cada animal en su mejor momento”, permitiría un daño menor. También abrió la puerta a un potencial inversor externo que pueda estar interesado en contar con 20 mil toneladas de carne por año o 2 millones de dióxido de carbono secuestrado.
“Con la muerte de mi socio (Basso) sentí la obligación de ir a concurso, eso es bastante inevitable”, continuó. Aseguró que le interesa “no erosionar” los activos y que dejará el pellejo para que los inversores puedan llegar al mejor fin posible. “Me interesa la cristalinidad. No tengo un problema económico sino moral” por haber “estado perjudicando a los inversores; es lo único que me desvela. Dejaré el pellejo y lo mejor de mi para que eso sea corregido”, finalizó.