En un movimiento que ha sacudido los cimientos de la industria cárnica regional, los gigantes cárnicos brasileños, Marfrig y Minerva anunciaron un acuerdo comercial valorado en unos US$ 1.500 millones. Esta transacción implica la transferencia de 16 plantas y centros de distribución de Marfrig al grupo Minerva, con operaciones que se extienden por Brasil, Argentina, Chile y Uruguay.
Entre las plantas incluidas en la operación se encuentran las instalaciones de San José (Inaler SA), Salto (La Caballada) y Colonia (Establecimientos Colonia) en nuestro país. Sin embargo, el alcance de esta adquisición no solo se traduce en cifras importantes, sino también en una preocupación palpable en el sector productivo.
Guido Machado, vicepresidente del Instituto Nacional de Carnes (INAC), advierte sobre los riesgos que este movimiento implica y para reafirmar su posición frente a una decisión pasada que, según él, fue un error: la autorización previa para que Minerva adquiriera la planta frigorífica de BPU.
Preocupación por la concentración del mercado
La adquisición de Minerva y su consiguiente control del 43% de la faena vacuna nacional han generado olas de preocupación en la cadena cárnica uruguaya. Machado dijo: "Estamos viendo una transacción de aproximadamente 1.540 millones de dólares, que involucra plantas en toda la región, incluyendo tres en Uruguay. Esta adquisición otorgaría a Minerva un porcentaje alarmante de la faena nacional, casi el 50%". Esta cifra tan significativa ha llevado a Machado a expresar su "suma preocupación por el bienestar de la cadena cárnica uruguaya". La concentración excesiva del mercado en manos de una sola entidad podría tener un impacto devastador en la competencia, lo que a su vez podría afectar adversamente la economía del país en general según sus expresiones.
El vicepresidente del INAC destacó que una empresa, independientemente de su tamaño, no debería dominar el mercado de una manera que limite la competencia y el equilibrio económico. "Es crucial garantizar niveles razonables de competencia para los uruguayos y para toda la cadena cárnica", advirtió.
Machado también hace un llamado a aprender de la experiencia y aplicar lecciones del pasado. En relación con la adquisición de la planta frigorífica de BPU por parte de Minerva, previamente autorizada, Machado declaró que "fue un grave error". Su postura crítica sugiere que, en esa ocasión, no se tomaron en cuenta los riesgos de otorgar a una sola empresa un dominio potencialmente perjudicial en el mercado.
Defensa de la competencia
En la entrevista, Machado subrayó que "la competencia es un principio legal en Uruguay", especialmente en un sector tan crucial como el cárnico, que involucra a miles de productores y una red extensa de empleados y dependientes. Recalcó que "estamos hablando del sector más importante de nuestras exportaciones, la carne. Esta actividad involucra a unos 45 mil productores y a una gran cantidad de personas que dependen de ella en diversos aspectos".
Machado recordó que el INAC evaluó detalladamente los indicadores que señalan una competencia saludable en otros países, como Estados Unidos, y que estas mismas medidas se utilizaron para cuestionar la adquisición de Minerva. Al respecto, comentó que "los indicadores apuntaban a que nos estábamos alejando de una situación cómoda en términos de competencia". La posición del INAC en este sentido era clara y determinada: "Considerábamos que nos estábamos adentrando en una situación que no favorecía los intereses nacionales".
Equilibrio entre la inversión extranjera y las regulaciones
Machado enfatizó que "Uruguay busca la inversión extranjera y ofrece garantías para ello", resaltando el interés del país en atraer inversores internacionales para fortalecer su economía y desarrollo. Sin embargo, también recalca que estas inversiones deben cumplir con las regulaciones que protegen la competencia justa en el mercado.
En este sentido, destacó que Uruguay tiene normativas destinadas a evitar la concentración excesiva del mercado y promover una competencia saludable. Para él, es crucial que estas regulaciones se apliquen rigurosamente, incluso en situaciones donde la inversión extranjera esté involucrada. "Las empresas son bienvenidas a invertir en Uruguay", afirma Machado, "pero también se espera que respeten las reglas de competencia".