Luego que la OMC declarase el Covid-19 como una pandemia a nivel mundial, se dio a conocer que el impacto de la misma sería superior al de la Segunda Guerra Mundial (1939-45) y si bien algunos sectores han logrado sobrellevar esta situación de mejor manera, la industria de la moda ha tenido un fuerte impacto, llegando a niveles de venta históricamente bajos y miles de trabajadores desempleados en el mundo.
Las restricciones adoptadas por cada país para enfrentar esta situación han determinado una importante caída en las ventas en los comercios. A modo de ejemplo, las ventas minoristas de ropa a nivel de las tiendas en el Reino Unido han caído un 25,7% entre febrero y julio de este año, de acuerdo a la Oficina de Estadísticas de dicho país. Si bien se han incrementado las ventas de forma online, el volumen comercializado no logra revertir dicha caída.
Esta situación se traslada a los diferentes países en el mundo, Estados Unidos ha disminuido un 30% sus importaciones de prendas de vestir durante el primer semestre y parte de dicha caída se explica por una menor venta minorista y un alto nivel de stocks en las tiendas.
Esto lleva a que la cadena no esté traccionando y se registren stocks en todos los eslabones. Es así que las empresas de confección se han visto obligadas a disminuir personal y también la demanda de materia prima. En Filipinas las empresas se encuentran entre el 40% y 50% de su capacidad por lo cual han anunciado una reducción del 20 al 30% de su plantilla de trabajadores y se ha redireccionado la producción hacia la fabricación de equipos de protección personal de grado médico.
Lo mismo se traslada a nivel de las empresas hilanderas al tener una menor demanda del área de confección de prendas, a modo de ejemplo en China aún la mayoría de las empresas no está trabajando al 100%. Si continuamos trasladándonos hacia atrás en la cadena, en nuestro país las empresas topistas están con lana procesada de la zafra anterior en stock, a la espera de negocios.
A nivel de los productores de la misma forma que acá en el Uruguay hay más o menos un 50% de la zafra anterior sin vender y en casos puntuales productores con más de una zafra para atrás, más la que se está cosechando. También está pasando lo mismo en países productores como Australia, Argentina, Sudáfrica o Nueva Zelanda, por lo que se estima a nivel internacional que será un período largo el de la recuperación de los precios del sector lanero.