En el marco de la octava Mesa Tecnológica de Oleaginosas, la consultora Deloitte presentó el trabajo de actualización de indicadores de este sector productivo. El trabajo abarcó al sector de agricultores, acopiadores y exportadores, los que aportan cada año los datos que sirven de insumos para la elaboración de estos informes.

Las principales conclusiones del trabajo fueron las siguientes:

Tras una zafra 2017/18 excepcionalmente mala, la zafra 2018/19 dio revancha.

Pese a un área sembrada de soja 9% inferior en 2018/19 vs 2017/18, el efecto año caracterizado por un régimen de lluvias muy superior a lo normal, influyó para que la producción se ubicara en los mayores volúmenes de la historia. El rinde a nivel país resultó el segundo mayor de los registros, solo por detrás del correspondiente a la zafra 2016/17.

El descenso en el área sembrada de soja fue generalizado por zonas, pero la zona litoral fue la que menos cayó (4%), siendo la zona más tradicionalmente ganadera extensiva del noreste, la que mostró las mayores bajas (28% vs la zafra previa).

Así como las menores caídas de áreas se dieron en la zona de mayor aptitud agrícola, en el litoral sur, fue en esta zona, junto al litoral norte y la zona centro en donde la recuperación de los rindes se observó en forma más marcada.

Tanto el volumen señalado, como la calidad de los cultivos mostró la ausencia de problemas importantes en la calidad del grano cosechado y acondicionado posteriormente. La humedad promedio se ubicó sobre el umbral de aceptación, 14%, el segundo menor valor promedio en una serie de seis años. Vale destacar que todo aquel porcentaje superior a este nivel, requiere secado en las plantas, lo que se traduce en el castigo en el precio reflejado en la liquidación al productor de la planta recibidora. Para completar la fórmula de calidad, el porcentaje de grano dañado fue inferior al valor máximo aceptado, incluso en el caso de la zona noreste, en la que este valor resultó el más alto: 7,5% vs 8% de nivel máximo aceptado.

Márgenes

Deloitte señaló que los costos en chacra aumentaron sensiblemente frente a la zafra previa, ante la escasez de semilla que dejó la zafra previa, a lo que se sumó el encarecimiento de fertilizantes y agroquímicos.

Asimismo, los costos post cosecha cayeron, pero el fuerte aumento de los rindes, determinó un sensible aumento de los costos por hectárea.

A su vez, el precio promedio de la soja resultó menor, considerando la baja en los valores hacia el final de la zafra, cuando todavía el 70% del volumen estaba sin venderse.

Pese al menor precio y al mayor costo promedio, el margen por hectárea terminó aumentando gracias al fuerte salto en el rinde promedio frente al año anterior.

El mejor margen por zona, en ese caso, se concentró en el centro y el litoral sur, dos de las zonas de mayor aptitud agrícola.

Rentas

Deloitte mostró un descenso en la renta media de la tierra agrícola durante la última zafra, ubicándose en US$/ha 200. A diferencia de lo que suele percibirse, el mayor ajuste en los precios de los arrendamientos se dio en el centro y en el litoral del país.

Perspectivas para la zafra 2019/20

La consultora Deloitte espera que se mantenga estable el área sembrada con soja para la próxima zafra, aunque considera que existen algunos factores de riesgo para que ésta finalmente caiga.

Algunos de estos factores, señalaron, son:

La competencia creciente de la ganadería y la forestación, en algunas zonas.

Aquellas empresas productoras que arrastran problemas financieros crónicos.

Los mayores costos que implica seguir produciendo en las zonas más marginales y el desestimulo que esto implica, en un escenario de precios relativamente normales.

También pronostican una caída del rinde promedio lo que, sumado a un área sembrada levemente inferior, arrojaría un menor volumen de cosecha.

Por su parte, los costos por hectárea descenderían durante la próxima zafra, ante menores rindes abaratamiento en el precio de la semilla y aumento en el tipo de cambio.

Incluso aunque el precio promedio para esta próxima zafra 2019/20 fuese levemente superior al de la 2018/19 y los costos resulten inferiores, el menor rinde promedio volvería a determinar la suerte del margen del cultivo. En este caso, caerían frente a la zafra anterior, con el rinde nuevamente como gran responsable para la variación del ingreso neto.