El gerente de Negocios de Granos de Cargill Uruguay, Joaquín Basso, analizó el impacto del restablecimiento de las negociaciones comerciales entre EEUU y China y su efecto en los flujos globales de soja. “Vamos hacia un mundo con una oferta muy abundante y donde todos vamos a competir por los mismos destinos”, advirtió.
“Hay que repensar el modelo de comercialización de cara a la próxima campaña”, comentó Basso en entrevista con Valor Agregado de Carve el pasado viernes.
El ejecutivo explicó que el reciente encuentro entre los presidentes de Estados Unidos y China genera un cambio estructural en el mercado de soja. “Veníamos de meses con flujos totalmente distorsionados, donde China debió abastecerse casi exclusivamente desde Sudamérica. Con esta normalización, el comercio global se reconfigura y obliga a repensar el modelo de comercialización”, sostuvo Basso.
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A su juicio, el restablecimiento de la relación comercial entre ambos países abre la puerta a una competencia directa entre los exportadores sudamericanos y Estados Unidos por el mercado chino.
“Claramente la producción sudamericana va a estar presionada a buscar otros destinos o a competir con Estados Unidos para ingresar al mercado chino. Las primas van a tener que hacer el trabajo de competir como origen”, señaló.
En este contexto, el ejecutivo anticipó que si bien Chicago podría mostrar cierta firmeza, las primas regionales tenderán a debilitarse. “Vamos a entrar en un mundo con una oferta de soja muy importante y con stocks holgados. Las bases en Sudamérica van a tener que ajustarse para poder competir”, explicó.
“La cosecha 2024/25 está prácticamente cerrada; ahora toca planificar la próxima”
Consultado sobre el panorama local, Basso señaló que la campaña 2024/25 ya está prácticamente comercializada en Uruguay. “Desde el lado del productor, esa cosecha está cerrada. Lo que se juega ahora es cómo planificar la próxima siembra en un escenario de alta incertidumbre y márgenes ajustados”, afirmó.
Desde Cargill, explicó, se viene trabajando con herramientas que permitan a los productores asegurar márgenes y cubrir riesgos.
“Hoy es un buen momento para pensar en coberturas. La volatilidad está generando oportunidades, y el productor uruguayo está más consciente de la importancia de combinar decisiones productivas con estrategias comerciales”, destacó.
El ejecutivo consideró que la clave para el corto plazo será el comportamiento de la política de biocombustibles en Estados Unidos, que podría alterar los flujos globales. “Si el gobierno norteamericano impulsa una mayor demanda interna de soja para biodiésel, podríamos tener un escenario totalmente distinto, más positivo desde ambos lados del mercado”, apuntó.
Por ahora, el mercado internacional muestra referencias en torno a US$/t 375 para soja 2026, aunque Basso advirtió que aún “no se terminó de hacer el ajuste que debería reflejar la magnitud de la próxima cosecha sudamericana”.


