Los efectos de la guerra comercial, puntualmente el arancel de 25% sobre el valor de la soja de origen estadounidense, lleva a que este producto sea 25% más caro para las compras desde China. Mientras esto se mantenga los importadores buscarán orígenes sustitutos, que es exactamente lo que viene ocurriendo al aumentar las compras de soja brasilera. Ante mayores precios, buscar abastecerse desde orígenes alternativos, a precios más económicos. En buen romance, lo que haría cualquier buen administrador de familia.

Las consecuencias de la fiebre porcina africana que amenaza con diezmar al rodeo porcino en China, todavía son inciertas. Varios analistas de mercados cárnicos internacionales lo catalogan de catástrofe y de situación explosiva para el mercado internacional de carnes debido a la realidad en aquel país.

El consumo de proteína de origen animal es un hábito de consumo típicamente de costumbre occidental, que ha ido siendo incorporando por la sociedad china en los últimos años. Otros países del sudeste asiático (Camboya, Vietnam, Tailandia, entre otros) también han alcanzado el acceso de su población a este tipo de producto. No solamente resulta un cambio socioeconómico sino que resulta de importancia política, como un indicador de bienestar y progreso de la sociedad.

En resumen, resulta algo a lo que los gobiernos no están dispuestos a renunciar, por lo que el tema ahora, con este panorama trazado, es cómo hacer para que el consumo no caiga. El primer paso es garantizarle a la población el acceso sin restricciones al consumo de proteínas de origen animal. Dado que el rodeo porcino deberá caer necesariamente antes de volver a crecer, bajo otras bases, el gran tema resulta disimular la caída del consumo de carne porcina.

El orden de prioridades parece ser: mantener el consumo lo más cerca posible de los valores de consumo per cápita de los últimos años, mientras se liquida gran parte del stock porcino, apelar a orígenes sustitutos de carne de cerdo, incluyendo EEUU, Unión Europea, Brasil y cualquier otro origen a precios competitivos. Además, empezar a habilitar la entrada, no sólo de orígenes sustitutos, sino también de carnes sustitutas, como la aviar y la vacuna.

Esto se refleja en una demanda, que ya se mostraba insaciable y que ahora viene por más. Los precios de los ganados, gordo y de reposición, son un fiel reflejo de esta coyuntura que tiene a la demanda dándole más fuego a los valores de todos los componentes de la cadena cárnica.