En entrevista con Panorama Forestal, Guillermo Martino y Gabriel Martino, directores de Idalen —empresa familiar que se encuentra en actividad en el sector forestal desde hace más de 30 años— hablaron sobre la evolución del sector, los distintos canales comerciales y los desafíos hacia adelante.

Luego de 30 años de desarrollo marcado del sector forestal ¿Cómo observan la evolución actual del sector forestal uruguayo?

La Ley Forestal, aprobada en 1987, es el marco legal de la política forestal de Uruguay. Esta propició que hubiera muchos emprendimientos nacionales y extranjeros que apostaran al sector, siendo un ejemplo de política de Estado, ya que pasaron varios gobiernos de todos los partidos y, si bien hubo cambios impositivos y eliminación de subsidios originales, todos los gobiernos mantuvieron esa política.

Desde su aplicación, en lo que a exportaciones se refiere, esta actividad productiva se ha convertido en una de las principales del país, debido al auge de la industria de pasta de celulosa, otras plantas industriales y la exportación de madera rolliza.

El sector se encuentra consolidado y en expansión, está en proceso de construcción de la tercera planta de pasta de celulosa que estaría en funcionamiento en el segundo semestre de 2022.

El sector forestal es de los más formales del agro, generándose alrededor de 20.000 puestos de trabajo, siendo muchos de estos puestos más calificados y de mejor remuneración que otros sectores del agro.

El área forestal es de casi 1 millón de hectáreas representando el 7% del área total del país.

Con el inicio de actividades de la segunda planta de UPM, la celulosa será el principal rubro de exportación de productos de Uruguay, llegando a US$ 2.500 millones por año y el sector forestal en total tendrá un impacto en la economía de cerca de 6%del PBI.

 

Respecto a las exportaciones de rollizos de pino, ¿cómo ven esta unidad de negocio en la actualidad y a futuro? ¿Cómo estiman que evolucionará el área de pino en Uruguay?

Idalen exporta madera rolliza desde el año 2004, habiendo empezado con madera de eucalipto para aserrado y debobinado, principalmente eucaliptus grandis para la fabricación de muebles y, en menor medida, otras especies para pisos y materiales de construcción. Más recientemente se agregó la venta de rollizos de pino, siempre hacia el sudeste asiático como mercado principal, para su uso en materiales para encofrado.

Por muchos años todas las exportaciones de madera rolliza se realizaban en contenedores, aprovechando costos de flete accesibles y una logística relativamente sencilla. Hace 5 años, la gran demanda de madera de pino —asociada al auge de los planes de construcción en China— y una disponibilidad de volúmenes importantes de madera de pino sin un destino comercial definido localmente, permitió que se diera una ecuación de costos que hizo posible la exportación a granel.

A partir de entonces nuestra empresa se ha posicionado como un exportador estable y con volúmenes crecientes de madera rolliza de pino, sumando a la oferta desde Uruguay, volúmenes de Argentina y Brasil.

Esta unidad de negocio tiene algunas características muy particulares que hemos ido aprendiendo a conocer en cuanto al comportamiento de los mercados consumidores y de fletes. En ambos mercados somos tomadores de precio y no tenemos posibilidad de ejercer mayor influencia. Y son estas dos variables las que determinan la viabilidad del negocio, la que tiene un comportamiento cíclico, en función de diversas variables, como son la demanda —determinada por los planes de construcción definidos por el gobierno chino—, los tipos de cambio relativos de las diferentes monedas, la oferta de otros proveedores con los que Uruguay compite y los fletes marítimos que, a su vez, dependen del precio de los combustibles y la demanda por otras materias primas.

El área de plantaciones de pino tiende a descender al reforestarse un gran porcentaje de los montes cosechados con eucalipto. Creemos que este negocio va a mantenerse por un buen tiempo más, en un volumen de unos 2 millones de metros cúbicos anuales. Al menos mientras no surjan otros proyectos industriales que consuman este excedente de madera que hoy es exportado.

La rentabilidad de este negocio, como dijimos, depende en gran medida de variables externas. El desafío está en lograr que los costos internos puedan mantenerse en el mínimo, de la mano de operaciones logísticas cada vez más eficientes. Para esto es clave lograr una mejora en la infraestructura local, incluyendo rutas, servicios ferroviarios y recursos portuarios, para no perder competitividad.

 

¿Cómo afectaron al mercado los problemas logísticos recientes relacionados al flete marítimo?

Actualmente estamos viviendo una coyuntura muy especial en todos los órdenes, a raíz de la pandemia y sus consecuencias.

La recuperación de la economía de China ha llevado a un crecimiento enorme en la demanda por una gran cantidad de materias primas, desde granos como la soja, pasando por diferentes tipos de minerales, petróleo y sus derivados y también la madera, que no escapa a esa realidad. Este aumento abrupto de la demanda de materias primas se traduce en una fuerte competencia por los barcos para trasladar esos materiales, que muchas veces son los mismos barcos. Esta competencia ha empujado los valores de los fletes hacia arriba en forma sostenida, llegando a triplicar los valores de 1 año atrás.

Hasta cierto punto, los precios de la madera fueron acompañando dicho aumento, pero en las últimas semanas las tendencias se desacoplaron, los fletes siguieron al alza mientras que los precios de venta se estancaron y luego bajaron. En este momento estamos en un momento de incertidumbre, observando y esperando para definir los próximos pasos.

 

¿Cuáles son los eslabones más débiles de la cadena forestal?

El mercado interno es reducido en tamaño y posibilidades, no se ha logrado desarrollar una cultura de uso de madera, por ejemplo en la construcción, lo cual limita aún más la posibilidad de volcar producción a este mercado. Si a esto le sumamos los altos costos de mano de obra y la rigidez de algunos sistemas, vemos que la situación es compleja en cierto punto.

Uruguay cuenta con la energía eléctrica y combustibles más caros de la región, lo cual repercute en los márgenes productivos y ahora se le suma a esto un escenario logístico complciado, con altos costos de transporte carreteros.