Emulando al intempestivo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, la ministra de Pecuaria de Brasil, Tereza Cristina, eligió la plataforma twitter para informar en la mañana de ayer que Brasil comenzó nuevamente a emitir certificados para la exportación de carne vacuna fresca a China, su principal destino.

La noticia había corrido con fuerza el jueves y fue confirmada a la mañana siguiente. De hecho, el mercado siempre dio por descontado que el impacto de la suspensión temporal sería mínimo, lo que se reflejó en el hecho que la noticia —en principio removedora, por tratarse del principal proveedor en momento de fuerte déficit de proteína animal en el principal importador mundial— no generó movimientos en los precios de importación.

La suspensión corrió para la producción de carne desde el 31 de mayo hasta el 12 de junio, tiempo claramente insuficiente como para impactar sobre el mercado. Minerva, quien había anunciado la suspensión de actividades de su planta en Barretos, estado de Sao Paulo, en las dos próximas semanas, informó ayer que esta decisión queda en suspenso. La planta de Barretos es la única de esta empresa habilitada para exportar a China.

Era difícil suponer que en la actual situación de déficit de proteína animal en China debido a la fiebre porcina africana, la suspensión de su principal proveedor se estirara por mucho tiempo.