Informe Tardáguila entrevistó al gerente general de frigorífico Srsil (ex Sarubbi) para conocer su punto de vista acerca de los dos temas que están en el tapete en la cadena cárnica: la posibilidad de importar ganado en pie y la definición de la cuota Hilton.
La posibilidad de habilitar la importación de ganado en pie es tema de discusión en las últimas semanas. ¿Cómo se observa desde una industria de tamaño medio como frigorífico Sirsil?
Nosotros pensamos que la habilitación de la importación de hacienda sería favorable no solo para la industria sino para toda la cadena, porque generaría más ganancias para el país, más entrada de divisas y más mano de obra. Lamentablemente, no solo los productores, sino también el ministro de Ganadería, Carlos María Uriarte, y las propias autoridades del Instituto Nacional de Carnes, han manifestado reparos. En un principio se habló que podría liberarse, luego hubo una marcha atrás y escuchamos incluso a senadores oficialistas decir que sería un disparate.
¿Cuál es la situación de la industria?
La situación de la industria hoy es de baja faena. El descenso más drástico se dio en la zafra de otoño debido al parate de los mercados por el Covid-19. Ese ganado que no se faenó debería estar pronto ahora; sin embargo, no lo está. Conjuntamente, hay un aumento significativo del precio. La industria no resiste los actuales niveles de precios. Hay varios frigoríficos parados —grandes y medianos— y otros de tamaño medio, como el nuestro, que estamos haciendo dos o a lo sumo tres faenas semanales.
Lo que falta es faenar, mover los motores de la economía, o las perillas de las que constantemente habla el presidente. Cito al presidente porque estoy totalmente de acuerdo en esa postura. Tenemos el Covid-19 acotado a problemas puntuales y no ha habido casos en la industria. Los clientes en el exterior nos ven bien, sin riesgos.
Nos gustaría tener una entrevista personal con el presidente. A veces la posición de la industria mediana no se ve reflejada, porque son situaciones muy dispares entre las grandes y medianas industrias del país. Son otros intereses y otras decisiones, por lo que los caminos van algo separados, más allá de la representación que tenemos en la Cámara de la Industria Frigorífica, en la que nos sentimos muy bien representados.
Hoy tenemos que dar el paso. La industria tiene una deuda muy importante, de más de US$ 300 millones y creciendo. Es una cifra que asusta. Debemos intentar que, por lo menos, ese pozo no se profundice.
¿No existe la puerta de vaivén?
La puerta de vaivén que existe es absurda. Tenemos la puerta abierta para exportar ganado en pie y la puerta para entrar es de carne desosada. Nos prohibimos dar mano de obra porque el ganado se va en pie y, por otro lado, viene carne con mano de obra ya agregada en los demás países de la región.
¿Qué se logra con eso? Menos trabajo, menores ingresos del personal, más costos del Estado por los seguros de paro, gremios absolutamente disconformes. La importación de ganado favorece a la economía en general.
El temor de los productores pasa por la posibilidad de que con la importación se baje el precio de la hacienda.
El temor viene porque en una época eso fue lo que pasó. Los frigoríficos apretaron demasiado y la cadena estaba muy favorable a la industria. Hoy eso no puede pasar. Si la industria, digámoslo en términos coloquiales, se hiciera la viva y a través de la importación de ganado quisiera bajar sustancialmente el precio, los productores tienen la potestad, gracias a la puerta de vaivén, de exportar ganado en pie, con lo cual se equilibraría nuevamente el negocio.
Entiendo el temor y la presión de los productores hacia el ministro, quien parece cambió su postura. Pero el temor debería estar en el hecho de que varias industrias puedan quedar por el camino y que el negocio se maneje solo con las grandes empresas, las que tienen más espalda para sostenerse. Eso en el largo plazo sería absolutamente perjudicial para el productor.
Si la carne de animales importados puede ir solo al mercado interno, que es alrededor de 25% de la producción, es uno o dos días de faena adicionales que, perfectamente, se pueden separar de la faena de animales locales que se destina a la exportación. No se va a mezclar con ganado de exportación ni habrá ninguna interferencia entre un ganado y el otro.
¿Con la importación, no se podría poner en riesgo el estatus sanitario?
Demás está decir que mantener el estatus sanitario es prioritario, sabemos bien los problemas que su pérdida le han significado a todo el país. Pero estamos hablando de la importación desde países que tienen el mismo estatus sanitario que nosotros.
Además, tenemos el control constante del INAC, en faena, en la exportación. La industria está muy controlada y bienvenido que así sea. Los empleados del MGAP y del INAC son gente seria que está realmente para controlar y para colaborar.