El Dr. José Hermann, médico veterinario del ejercicio liberal en el norte del país, aporta todos los años información al taller de diagnósticos de preñez en ovinos de esta zona y principalmente en el caso de las majadas de la raza Merino Australiano, pero además es productor y ovejero. El profesional concordó con su colega, Santiago Bordaberry, que las ovejas con una buena alimentación logran mayores preñeces y luego se logran mayores señaladas; sin embargo, advirtió que “en nuestras condiciones la muy buena alimentación a veces es complicada”.
Al respecto indicó que “muchas veces los verdes o la suplementación tienen varios clientes, y uno prioriza según la posibilidad comercial o la velocidad de retorno”, explicando que en la mayoría de los casos el productor prioriza al vacuno antes que al ovino en este tipo de casos.
Hermann dijo que “no es fácil de responder” si es rentable darle una mejor alimentación a la oveja, haciendo referencia a la suplementación o la designación de pasturas de alta calidad, porque entiende que el mercado tiene cambios importantes y en cortos períodos de tiempo.
En este sentido dijo: “Tenés un cordero, no te digo en cuatro dólares, pero con un buen valor y de repente, en tres meses, te vale dos dólares con ochenta, y acordate que la inversión la haces hoy, pero la cosechas dentro de cuatro meses o cinco meses”. Respecto a la lana planteó una situación similar, pero aún más compleja: “Un productor de merino con una lana de 18 o 19 micras tiene dos o tres zafra de lana metida en el galpón, yo entiendo que una lana, dos o tres años no debería de estar en un galpón”.
Sostuvo que “si tuviéramos valores básicos de comercialización, se podrían programar inversiones en el ovino”, porque “en definitiva, esto termina siendo un negocio para poder sobrevivir o vivir mejor, pero si vos no tenés la claridad de qué va a pasar en el momento que vas a comercializar, se te hace difícil tomar determinadas decisiones que insumen un costo relativamente alto”.