foto-1

La situación de los mercados agrícolas se encuentra casi que exclusivamente con todas las miradas puestas en el clima lluvioso que desde hace semanas azota al Medio Oeste de EEUU, incluyendo el cinturón maicero y las planicies trigueras. Estamos hablando de la zona agrícola núcleo del mayor productor mundial de maíz y del segundo mayor productor mundial de soja, por detrás de Brasil.

Muy para atrás quedan los efectos de la guerra comercial entre China y EEUU, tan conversada y con tanto titular y tinta escritos durante el último año. También la fiebre porcina africana que sigue diezmando al rodeo de esa especie en China, todo lo que se traduce en una menor demanda por soja de parte de su principal importador mundial. El problema por las lluvias e inundaciones es de tal magnitud, que opaca por completo cualquier otro problema de menor demanda.

Lo que viene ocurriendo en EEUU, un mercado climático adelantado, es el reflejo de lo que ha sido el último año, cerrado en abril, el más húmedo de los últimos treinta. Generalmente la volatilidad en EEUU se da cuando transcurre el verano y empieza a desarrollarse las etapas reproductivas de los cultivos, los que suele traer nerviosismo, por la importancia de esta etapa para empezar a fabricar los rendimientos finales.

Analizando gráficas de volúmenes acumulados y, sobretodo, de superficie impactada la situación es lo que lo que en inglés llaman ‘’Uncharted Territory’’ (territorio desconocido o inexplorado).

En las entrevistas a los diferentes especialistas de mercado, es común escuchar cifras, cálculos y previsiones pero todos casi sin excepción reconocen que nunca se había vivido una situación de estas características. Nadie se anima a dar proyecciones concretas y, cuando les preguntan, piden esperar unos días para tener mayor información y poder arriesgar recortes.

Lo cierto es que, si el mercado internacional de carnes muestra una realidad explosiva, la agricultura mundial no se queda atrás. Los precios de la soja han recuperado US$/ton 50 desde mediados de mayo, cuando alcanzó su menor precio desde 2009. Se precisaba un evento que sacara de esa situación a los precios. Y esa situación apareció.

En grandes áreas del Medio Oeste viene lloviendo desde hace semanas y los pronósticos arrojan más lluvias por venir. Los Farmers intentan sembrar en la medida que el clima habilite alguna ventana de buen tiempo, pero éstas son muy cortas y el terreno no llega a secar como para que haya piso y las sembradoras puedan avanzar. Hay que recordar el poder de fuego de los Farmers, los mismos que, cuando el tiempo se los ha permitido, avanzan a razón de más de 1 millón de hectáreas sembradas por día.

La primera consecuencia de todo esto es la demora en el ritmo de implantación de los cultivos de verano allí. El maíz y la soja muestran porcentajes de siembra muy inferiores a lo que debería a esta altura del año. Semana tras semana los porcentajes de área sembrada muestran el rezago. Pero estos mismos porcentajes, esconden otra realidad que es la superficie efectivamente pendiente de siembra.

La alternativa a no sembrar es denunciar imposibilidad de siembra (Prevented Planting, el nombre del programa de seguros agrícolas correspondiente) de forma de cobrar por la superficie que no se pueda completar. La ventana para el maíz para esto ya cerró y ahora corre el plazo de un descuento de 1% diario en el monto a poder cobrar. Para la soja queda algunos días más para acogerse a este beneficio. Los Farmers no quieren esto y buscan sembrar a como dé lugar. Pero ni siquiera tienen la chance que el clima les permita avanzar. De nuevo: todo esto hace pensar en más recortes de toneladas cosechadas al final del período, todavía de proporciones desconocidas.

Hasta el domingo 9 (una semana atrás) los porcentajes informados por el USDA en su informe semanal sobre progreso de tareas agrícolas (Crop Progress, en inglés) fueron de 60% para la soja (contra un promedio de 96% de los últimos 5 años) y de 83% para el maíz, cuando ya debería haber completado el 100% hace rato.

Esto muestra que hasta entonces había 14 millones de hectáreas sin sembrar de soja y 6 millones de hectáreas sin sembrar en maíz. Estas superficies tampoco consideran las áreas a ser resembradas ni las áreas perdidas y, mucho menos, la caída en el potencial de rinde de estas áreas, así como de las ya sembradas.

Parecería ser un detalle pero, empezando a sumar, se va traduciendo en recortes de rindes, área y cosecha que el mercado deberá empezar a reflejar más temprano que tarde en los inventarios y, en definitiva, en los volúmenes disponibles para comercializar en el mercado.

Según varios de los principales economistas agrícolas, esto todavía no se ha reflejado en los precios, por lo que la incógnita sobre cuándo ocurrirá esto queda sobrevolando.

Este lunes, el USDA actualizará su informe semanal sobre avance de siembra, así como otros indicadores como emergencia de los cultivos, categorización como bueno/excelente, entre otros números.

Nada de esto determina una relación exacta y directa con una menor producción a ser levantada en el otoño boreal pero, también es un hecho, que la falta de un piso firme sobre el que realizar estimaciones no es exclusivamente en las chacras del Medio Oeste.