La nueva ley antideforestación de la Unión Europea (UE) podría afectar alrededor del 20% de la soja y la carne vacuna producidas en las regiones de la Amazonía brasileña y el Cerrado, que han seguido experimentando deforestación ilegal desde 2021. Sin embargo, se espera que el efecto principal recaiga en los productores rurales que no pueden demostrar la legalidad de sus operaciones para cumplir con los requisitos de la UE para vender estos y otros productos básicos, incluidos cuero, café, aceite de palma, madera, cacao y caucho, informó Valor Económico.

Así lo afirmó Raoni Rajão, director del Departamento de Políticas de Deforestación y Control de Incendios Forestales del Ministerio del Medio Ambiente, durante un evento realizado por la Asociación Brasileña de Industrias de Aceites Vegetales (Abiove), el miércoles (8), en Brasilia. Según él, el país debe implementar un sistema integrado que apoye los datos ya disponibles para demostrar esta legalidad y ahorrar a los productores costos adicionales.

La Unión Europea está considerando desarrollar su propio sistema de monitoreo satelital para rastrear los orígenes de los productos importados.

Los productos bajo escrutinio por la legislación europea representan el 34% del comercio de Brasil con el bloque, que asciende a casi US$ 17.500 millones.

La legislación prohíbe a los importadores europeos adquirir productos que se originen en áreas que hayan sido deforestadas, ya sea legal o ilegalmente, hasta diciembre de 2020.

La cuestión apremiante sigue siendo la verificación del cumplimiento. El gobierno brasileño ha alineado su postura para contrarrestar posibles restricciones impuestas por la ley antideforestación de la Unión Europea a su sector productivo.

La nación está abierta a desafiar la regulación en la Organización Mundial del Comercio (OMC). Su objetivo es negociar un enfoque equilibrado en las discusiones en curso sobre el acuerdo comercial Mercosur-Unión Europea.

“Estos objetivos parecen más impulsados por el proteccionismo económico que por preocupaciones ambientales reales. La política internacional brasileña no tolerará esto como parte del acuerdo; Brasil no se someterá a semejante intimidación”, declaró el ministro de Agricultura, Carlos Fávaro, tras el evento. El vicepresidente y ministro de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios, Geraldo Alckmin, también expresó su oposición a las regulaciones de la UE, enfatizando la necesidad de eludir las “cuestiones proteccionistas” que podrían obstruir el comercio equitativo entre naciones.