Cuando parecía que más grados de incertidumbre no cabían en el mercado internacional de la carne vacuna, China agregó la exigencia de analizar todos los contenedores para ver si aparece algún coronavirus y, en ese caso, destruir todo el contenido. Al día de ayer ya habían hecho 34 mil muestreos y todos habían arrojado resultado negativo.
En diálogo con varios integrantes de la industria cárnica ayer, todos reflejaban la extrema dificultad de trabajar en las actuales condiciones. “El nivel de incertidumbre es tal que no se sabe para dónde rumbear”, sintetizó una de las fuentes consultadas.
Llegaron fotos de los análisis que se están haciendo en los puertos de destino, pasando un hisopo al nailon que contiene el producto, con la caja tirada en el piso y gente parada alrededor. De seguridad alimentaria, poco. Eso sí, todos con tapabocas.
Uno de los hechos que genera más incertidumbre es que no ha llegado una comunicación oficial de parte de las autoridades chinas acerca de los nuevos análisis que se están realizando. “¿A qué protocolo nos estamos enfrentando?”, se preguntó un industrial. En base a ello, las dos cámaras de frigoríficos exportadores enviaron una solicitud al presidente del INAC con copia a Cancillería, al Ministerio de Ganadería y a la embajada de Uruguay en Beijing solicitando que se pida a nivel oficial una comunicación al respecto.
Mientras tanto, la operativa se redujo aún más, con precios que pasan los importadores que se ubican todavía más abajo de lo que lo estaban. Como referencia, hay importadores ofreciendo US$ 4.600 por el garrón; hay que irse más de dos años para atrás —febrero de 2018— para encontrar cotizaciones similares por este corte, de los más apetecidos en China.
El resguardo que toman los exportadores es que no se carga si no llegó el adelanto, que suele ser 30% de la operación. Otros analizan la posibilidad de hacer un análisis de Covid-19 a la salida, de manera que salga con un certificado de “Covid free”, cosa que, ante la eventualidad que surja un positivo en destino, sirva como documento de que salió sin infección. Pero, a su vez, es difícil proceder en este sentido sin un protocolo que diga qué, dónde y con qué frecuencia extraer muestras.
Desde China surgen análisis que no ven posibilidades de una mejora del mercado hasta el mes de setiembre, cuando debería comenzar el momento de mayor demanda desde ese país. Pero eso se dará si todo comienza a evolucionar de forma positiva.
En esta misma columna del 29 de mayo se hacía un racconto de todos los acontecimientos negativos que habían impactado sobre el comercio internacional de carne titulado Tras cuernos, palos. En el mismo se decía sobre las mejores expectativas que se podían suponer para el segundo semestre del año, pero se advertía que “no hay que confiarse de este 2020 que, cuando muestra alguna señal de mejora, rápidamente es seguida por nuevas malas”.
Pues bien, no hubo que esperar al siguiente semestre para que llegara otro mazazo, en este caso vinculado con el temor a la “segunda ola” de contagio del Covid-19 y los casos que aparecieron en Beijing, luego de varias semanas en las que no se había registrado ninguno.