Experimento a través del cual se estudia el efecto de diferentes métodos de distribución espacial de semillas en implantación, producción y persistencia de pasturas sembradas.
Bajo el título Sin pastoreo no hay pasturas rentables, el jueves pasado se llevó adelante en la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” (EEMAC) la jornada anual de pasturas. La actividad tuvo dos bloques: uno de salón y otro de campo. En primer término, los responsables de la actividad anual presentaron las líneas de investigación referidas a campo natural —Ing. Agr. (PhD) Pablo Boggiano— y a pasturas sembradas —Ing. Agr. (MSc) Ramiro Zanoniani—. Ofrecieron un repaso de las investigaciones desarrolladas y sus resultados obtenidos en los últimos años. El trabajo analítico logrado mediante un proceso de larga data ha generado un cúmulo de información que está en condiciones de ser aplicado a nivel de predios productivos con un impacto interesante, dijo Zanoniani.
Para el segundo bloque se sumaron los docentes ayudantes, “la verdadera fuerza de trabajo”, encargados del procesamiento de datos y de generar las ideas para nuevas investigaciones: los ingenieros agrónomos (MSc.) Nicolás Caram y Felipe Casalás. También la ingeniera agrónoma María Elena Mailhos, recientemente incorporada al equipo de trabajo.
Pasturas sembradas
En lo que respecta a pasturas sembradas, se visualizaron pasturas permanentes de primer año recién implantadas que llevan dos pastoreos, así como también de segundo año con diferentes dosis de fertilización nitrogenada. El propósito es evaluar los efectos que presentan en cuanto al suelo y a la residualidad de nutrientes, algunas llevan mezcla con leguminosas y otras no. En paralelo, se mostró una parte de fertilización nitrogenada en una pastura de tercer año, así como una intersiembra de una pastura que lleva seis años con más o menos insumos —nitrógeno, fósforo, semillas, etcétera—. En este caso se visualizó el impacto y cuánto tiempo podría durar una pastura de este tipo.
Campo natural
Contra el arroyo Cangüé, se presentó la intensificación de la producción de campo natural mediante dos manejos: el agregado de la fertilización nitrogenada y el agregado de leguminosas. Allí hubo oportunidad para comparar el campo natural como testigo, sin ningún tipo de incorporación más que el manejo y las tecnologías de conocimiento; y el campo natural mejorado, con el agregado de trébol rojo, lotus tenuis y fertilización fosfatada.
Asimismo, se mostró una parte de campo natural a la cual se le agregan dos dosis de fertilización nitrogenada en forma de urea con fósforo al inicio, en cada otoño. El objetivo para esta instancia fue analizar no solamente la producción de forraje y la producción animal sino además la variación en la composición botánica como consecuencia de los tratamientos realizados.
“Es una linda forma de mirar porque abarcamos todo: lo más importante en cuanto al área de pasturas de Uruguay que es el campo natural, manejo de pastoreo, teniendo una muy buena producción de carne; hasta sistemas más intensivos, así como la sustitución y la intensividad dentro de las pasturas sembradas con diferentes propuestas que nos van a llevar a una gama de producción desde los 160-170 hasta los 700 kg de carne y eso replicado al nivel de producción”, agregó el docente.
Ramiro Zanoniani recordó que toda esta área utilizada para la investigación de pasturas permite alcanzar una producción de alrededor de 60-70 novillos por año de raza Holando que significa una fuente de ingresos para la EEMAC.