De buenas a primeras el mercado chino se paralizó. En una economía centralizada, el gobierno decidió que el precio de la carne ya había subido demasiado y tomó medidas que lo hundieron. Ahora las referencias de los principales productos que se exportan a China son similares a las que había a principios de 2019, desandando todo el espiral alcista que se había dado desde entonces.


Uruguay es el país más expuesto a lo que sucede en ese mercado, dado que tiene el 100% de su industria habilitada para China. Como pagaba mucho más que los otros potenciales destinos, 4 de cada 5 kilos estaban siendo destinados a la potencia asiática. Esto deja a los exportadores en una situación muy endeble: estaban comprados caro y enfrentan ahora un proceso de renegociación de sus ventas que ensombrece aún más un negocio que ya estaba con los números sumamente apretados, si no en rojo.
“Estamos hablando de pérdidas millonarias”, aseguró a Informe Tardáguila un industrial.
El pico de demanda y de precios en China se dio a principios de noviembre, durante la feria de exportadores e importadores en Shanghái. A partir de esa escalada el gobierno tomó tres decisiones: abrir el canal gris para que entre la carne de contrabando desde Hong Kong y Vietnam, liberar carne en stock y cortar el crédito a las empresas importadoras.
El freno de la demanda fue inmediato. Los importadores chinos, comprados caro, presionan fuertemente para renegociar con quitas de precios que, según los cortes, van de 20% a 30%. Para las menudencias y subproductos se habla de quitas de 20-25%. Y esto en el caso de empresas que siguen operando; hay otras que se declararon en bancarrota, por lo que directamente no van a pagar. En estos casos, el contenedor llega a destino y no tiene quién lo levante. Los potenciales interesados proponen quitas de 40-45% en el precio pactado.
Desde la semana que comenzó el 10 de noviembre hasta fin de año hay unas 46 mil toneladas de productos cárnicos llegando o en viaje a China, los que están bajo la picota. Son 35 mil toneladas de carne por US$ 192 millones y 11 mil toneladas de menudencias y subproductos por US$ 20,5 millones. A eso debería agregarse lo que estaba pactado embarcar en enero, lo que también está bajo revisión. Este producto se exportará a precios más bajos o quedará en stock a la espera que la situación mejore.
Cada industria exportadora negociará de la forma que considere más conveniente o menos perjudicial. Ignacio Gamio, principal de Athena Foods (Minerva) en Uruguay, dijo ayer a Radio Carve que en su caso no están aceptando bajas de precios, sino que están estirando los plazos de pago. Otros no ven otra alternativa que cancelar el contrato y hacer uno nuevo a precios más bajos.
En cualquier caso, son entre US$ 45 millones y US$ 60 millones que se preveía entrarían al país y que muy probablemente no lo estén haciendo. Si eso se lleva a los vacunos faenados entre mediados de noviembre y fin de año —unos 270 mil— son entre US$ 180-220 por cabeza. Llevados a kilos carcasa, representan unos US$ 80 centavos. Partiendo del pico de precios de US$ 4,30 el kilo carcasa de novillo, se pasa a US$ 3,50. De hecho, hay industrias que comenzaron a manejar esa cotización de compra, al menos informalmente.
La visión optimista es que se está en el peor momento, a pocos días de las festividades del Año Nuevo chino. La situación de escasez de proteína animal en China no va a cambiar de un momento a otro. En algún momento tendrán que salir de nuevo a comprar. Pero lo harán sin llegar a los picos de precios de noviembre. En base a la coyuntura actual, parece que las referencias de más de US$ 4 por el kilo de carcasa de novillo no volverán. Habría que manejarse con parámetros en el eje de los US$ 3,50-3,80.

Congelado a China