Alejandro Henry, presidente del Instituto Nacional de Colonización (INC), definió el proyecto María Dolores como "la inversión más trascendente del período" y aseguró que su impacto excederá a los nuevos tambos, a la infraestructura y al banco de forraje previsto.

Lo considera, más bien, el inicio de un nuevo paradigma de trabajo, en el que la política de tierras deja de ser el único foco del organismo para dar paso a un enfoque más integral, territorial y articulado con otros actores públicos.

Henry remarcó que el actual período de gobierno ha priorizado al INC desde el inicio, tanto en presupuesto como en respaldo político. En ese marco se concretó la compra del establecimiento María Dolores, orientado a resolver una problemática específica: la crisis prolongada de la producción lechera y la agricultura familiar, especialmente en zonas como Florida, Canelones, Colonia y Melo. "Es una zona que ha vivido la crisis en forma muy dura", expresó.

Una inversión estratégica para la lechería

Según explicó el presidente del INC, el proyecto María Dolores nace con una definición clara: acompañar y fortalecer a la agricultura familiar remitente de leche, un segmento productivo que enfrenta dificultades estructurales y que se concentra, justamente, en el área donde se adquirió el predio. "Por eso se compra esta estancia en ese lugar", señaló Henry, aludiendo a la mayor densidad de pequeños productores lecheros en los alrededores.

La compra se enmarca en un plan mayor de adquisición de 25.000 hectáreas, con prioridad para la lechería, aunque sin descuidar la ganadería. El jerarca explicó que el INC mantendrá la asignación de fracciones ganaderas cuando corresponda, pero el eje de crecimiento estará en herramientas colectivas como los campos de recría y los bancos de forraje. "Estamos convencidos de que allí podemos llegar a más gente y atacar los problemas en forma más rápida", afirmó.

Ese enfoque implica también una revisión profunda de cómo funciona el Instituto en el territorio. Henry sostuvo que es necesario dejar atrás la visión tradicional del INC como un simple distribuidor de fracciones y avanzar hacia un rol más amplio de desarrollo territorial.

"Queremos tener una política de revisión de las colonias", dijo, para redefinir su estructura de cara a los próximos 10 o 15 años.

La estrategia, aclaró, apunta tanto a colonos como a agricultores familiares que no son parte del sistema, pero viven en las zonas de influencia de las colonias. Los planes de recría, los programas de asistencia forrajera y las nuevas herramientas de financiamiento no estarán restringidas a quienes ya poseen fracciones, sino que beneficiarán a productores que cumplen un rol clave en la sostenibilidad de la lechería nacional.

Tierra, conocimiento y capital

En su exposición, Henry organizó la estrategia del INC en tres grandes pilares: tierra, capital y conocimiento. Los dos primeros, sostuvo, son indispensables; el tercero, decisivo. "Sin el conocimiento no van a alcanzar desarrollo dentro de sus empresas, por más que tengan tierra y capital", aseguró.

Dentro de este marco, María Dolores se convierte en un proyecto emblemático. No solo funcionará como banco de forraje ni únicamente como campo de recría. El Instituto aspira a transformarlo en una plataforma tecnológica, en alianza con INIA y Udelar, donde se desarrollarán investigaciones aplicadas sobre riego, manejo forrajero, impacto económico y eficiencia productiva. "Queremos investigar y poner números de cómo va a impactar María Dolores en la zona", sostuvo.

Para llevar adelante este componente tecnológico, el INC moderniza diez pivots de riego, de los cuales cinco ya están en funcionamiento, tres están prontos para iniciar operación y otros dos se utilizarán en los nuevos tambos.

El objetivo es que el riego -una herramienta aún escasamente utilizada en predios familiares- deje de ser un privilegio y se convierta en parte de la base productiva de los futuros colonos.

Además, Henry destacó un hecho que considera central: "Es muy importante que cinco gremiales lecheras se hayan puesto de acuerdo para llevar adelante este proyecto". Las organizaciones de San Ramón, Florida, Colonia 33 y otras zonas coordinarán la producción de más de 800 hectáreas de maíz dentro del área destinada al banco de forraje. A la fecha, 834 hectáreas están ya sembradas, el cultivo está nacido y bajo riego. Según Henry, es la primera vez que gremiales con diferencias históricas se articulan en un proyecto colectivo de esta magnitud.

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