La urea —y en particular la urea azufrada— volvió a ser protagonista en la zafra de fertilización. Según explicó a La Lechera el Ing. Agr. Andrés Fleitas, responsable de la Unidad de Fertilizantes de Prolesa, la demanda fue especialmente fuerte desde julio en adelante, impulsada por buenas condiciones climáticas, buena relación insumo/producto y un contexto de precios internacionales marcadamente volátil.

“Venimos de una zafra muy fuerte. En agosto y setiembre tuvimos niveles de venta de nitrógeno muy por encima de lo habitual. Mucha pastura fue cerrada para reservas, lo que empujó una última fertilización nitrogenada. Además, la expansión del maíz en lechería —mucho más exigente que el sorgo— está generando una demanda sostenida”, indicó Fleitas.

En este contexto, el producto más demandado fue la urea azufrada, que representa una parte creciente del mercado por su eficiencia y aporte de azufre. La comercialización de este fertilizante ha sido fluida, aunque afectada por un entorno internacional inestable.

“Hablar de precios de urea es hablar del día a día. Es un mercado tremendamente volátil, donde muchas veces no hay fundamentos productivos o logísticos detrás de las subas o bajas. Lo que vemos es especulación de traders y comportamientos de pánico que generan corridas de precios, como si la leche hirviera”, graficó el técnico.

Entre los factores que han influido en esta inestabilidad, Fleitas mencionó la guerra en Medio Oriente, el papel de China —principal productor mundial, que abre o cierra sus exportaciones de forma impredecible—, y los movimientos de India, que “compró más de 4 millones de toneladas en dos meses y está a punto de lanzar un nuevo tender que va a sacar mucho volumen del mercado”.

Actualmente, la referencia en Brasil ronda los US$ 430 por tonelada CFR, pero si se le agregan los costos de flete, márgenes de importación y distribución, “el precio para el productor uruguayo puede llegar a unos US$ 550-560 por tonelada”, estimó Fleitas.

Pese a estas señales de alerta, la relación con el litro de leche sigue siendo favorable, al menos por ahora. “La ecuación sigue cerrando para el productor lechero, pero hay que seguir atentos. El precio de la leche también es volátil y ya lleva tres remates con baja (por Fonterra). Es un commodity, y responde a la misma lógica que los fertilizantes”, señaló.

Caída en el fósforo 

En cuanto a los otros nutrientes clave para la producción forrajera, Fleitas señaló que el mercado de fósforo también mostró fuertes subas desde comienzos de año, alcanzando precios cercanos a los US$ 870-900 por tonelada, especialmente en productos como el DAP, muy consumido localmente pero poco común en la región.

“Estamos llegando a niveles donde ya hay destrucción de demanda. Algunos productores directamente no aplican fósforo, o bajan drásticamente las dosis”, advirtió. A nivel internacional, el sudeste asiático y la India mantienen una demanda muy firme, mientras que Brasil —clave para esta región— está más flojo por una ecuación de precios de granos menos favorable.

En Uruguay, el precio local ronda los US$ 800, aunque el valor CFR Montevideo bajó levemente en las últimas semanas, ubicándose en torno a los US$ 715-720. “Creo que la decisión de compra de fósforo se va a tomar con estos precios como referencia, porque ya estamos entrando en la ventana de siembra”, anticipó.

Respecto al potasio, la situación es similar: tras meses de subas, los precios se estabilizaron y comenzaron a ceder. Sin embargo, la inestabilidad global genera una dinámica compleja en la logística y en las decisiones de compra.

“Estamos viendo un fenómeno de especulación que afecta toda la cadena. Como los precios bajan bruscamente, muchos productores esperan agazapados para ver si baja más, y eso retrasa la compra. Pero al mismo tiempo, la logística no espera. Eso genera quiebres de stock”, explicó. “De hecho, en las últimas semanas ha sido un infierno conseguir nitrógeno en todo el mundo. Acá hubo distribuidores sin disponibilidad ni precios. Por suerte, en Prolesa pudimos administrar stock y sostener la entrega a nuestros clientes”.

Finalmente, advirtió que hay una caída notoria en las importaciones de fósforo, lo que también puede tener efectos a mediano plazo. “No sé si es por más análisis de suelos, o por un uso más intensivo de nitrógeno, pero lo cierto es que el consumo de fósforo bajó fuerte. Ya no estamos en niveles históricos”, concluyó.

 

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